He soñado que era el
primer español que disfrutaba de Eurovegas, el paraíso terrenal que
nos ofrecen Sheldon Adelson y Esperanza Aguirre a los españoles . Me he visto ante uno
de los majestuosos casinos y he admirado la colosal estatua de 15
metros de altura de la presidenta en mármol de Carrara; enseguida me
he transportado a la descomunal sala de juegos en donde me ha dado la
bienvenida la sugestiva cacofonía musical de las tragaperras y el
dulce tintineo de los dolares, todo ello punteado por las voces bien
timbradas de croupiers recién llegados de Las Vegas: ¡Hagan guegou,
seniores! ¡Nou va másss!
Me he paseado por los modernos
restaurantes y me he deleitado anticipadamente con el menú:
hamburguesas con o sin queso, pollo frito con o sin papas y perros
calientes con o sin mostaza. Como no tenía hambre me he ido a dar
una vuelta por los teatros y salas de cine pero no he sido capaz de
decidirme entre David Bisbal, Julio Iglesias y Clint Eastwood. De
modo que he optado por explorar uno de los faraónicos hoteles del
complejo y alojarme en una de sus más de treinta mil habitaciones,
en donde hasta James Bond tardaría varios días en encontrarme.
He pensado entonces en
las injustas críticas que se le han hecho a Eurovegas. A Esperanza
Aguirre y a Artur Mas se les reprocha haberse arrastrado por los
despachos de Adelson implorando su favor millonario, como si un
inversor de su importancia pudiera ser enviado a la ventanilla
pública de juegos de azar a pedir cita previa. Se escandalizan
algunos de que Adelson quiera exenciones fiscales y dispensas
legales, olvidando que alguien que hace tanto por España merece un trato
acorde con su generosa oferta en inversión y puestos de trabajo.
Seguramente ha sido la mayor experiencia de Esperanza Aguirre a la
hora de esconder los libros de leyes y el BOE cuando lo requiere el
interés general - que es el caso – lo que ha animado al magnate
estadounidense a decantarse por Madrid para hacernos el regalo de
Eurovegas.
Considero fuera de lugar
que se diga que Adelsón prohíbe a sus empleados afiliarse a un
sindicato, organizaciones cegadas por el odio de clase e incapaces de
comprender el enorme privilegio que representa trabajar para este
self made man. Y
si la apertura de Eurovegas atrae prostitución, blanqueo de dinero y
gangsterismo como aducen otros, hay que recordar que toda idea de
progreso y desarrollo económico incluye siempre algunos pequeños
peajes que hay que asumir en beneficio del bien superior.
Para
otros es escandaloso que este señor siente sus reales en España
mientras en su país se le investiga por sobornar a funcionarios
chinos. Los que enarbolan estas críticas olvidan que nadie amasa una
fortuna de 20.000 millones de dólares levantándose diariamente a
las seis de la mañana para acudir a la oficina o a la obra.
Y luego están los que sacan a relucir que Adelson es el mayor donante del Partido Republicano de Estados Unidos. Desprecian la posibilidad de que los republicanos ganen las elecciones y, gracias a esas generosas donaciones económicas, podamos ver a Rommey y a Rajoy en buena compañía echando una partida en las tragaperras o jugándose los cuartos al póker en uno de los numerosos garitos de Eurovegas: ¿se imaginan como aliviaría eso la prima de riesgo y como mejoraría la confianza de los mercados en España?
Y luego están los que sacan a relucir que Adelson es el mayor donante del Partido Republicano de Estados Unidos. Desprecian la posibilidad de que los republicanos ganen las elecciones y, gracias a esas generosas donaciones económicas, podamos ver a Rommey y a Rajoy en buena compañía echando una partida en las tragaperras o jugándose los cuartos al póker en uno de los numerosos garitos de Eurovegas: ¿se imaginan como aliviaría eso la prima de riesgo y como mejoraría la confianza de los mercados en España?
En
mi sueño me veo abandonando el casino con dos grandes maletas
repletas de dólares. Junto a la estatua de Esperanza Aguirre dejo un
buen fajo de billetes para obras de caridad; en la salida le doy otro
fajo al portero para que envíe a sus hijos a la universidad, pague
algunos plazos de la hipoteca y compre las medicinas para su esposa
enferma. El hombre intenta agradecérmelo de rodillas y besándome la
mano, que yo retiro confundido.
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