No han estado
nada afortunados quienes decidieron hoy suspender el pleno extraordinario del
Parlamento de Canarias previsto para este lunes, escudándose en la alerta por
tormenta activada por el Gobierno autonómico. No es comprensible que después
de un mes de inactividad parlamentaria, el primer pleno del año se haya
suspendido sólo porque se preveía que nevaría, llovería y bajarían las
temperaturas. Menos se explica aún la
suspensión cuando los alumnos han ido hoy a sus colegios con absoluta
normalidad y los ciudadanos a sus quehaceres cotidianos. Todos se han abrigado y han hecho su vida
normal, como si no hubiera alerta de ningún tipo. Solo sus frioleras señorías
decidieron hacer novillos con la excusa de que había tormenta. Si fue la Mesa
de la Cámara o la Junta de Portavoces – me da igual que me da lo mismo - debería
dar una explicación algo más in extenso
a los ciudadanos de las razones que impedían celebrar un pleno en el que se iba
a iniciar el debate de dos importantes leyes: la de Servicios Sociales y la
toma en consideración de la de Memoria Histórica.
Limitarse a publicar una
escueta nota en twitter anunciando la suspensión es manifiestamente
insuficiente e incluso denota cierta desconsideración para quienes sostenemos
la actividad parlamentaria con nuestros impuestos. Este tipo de inexplicables
ligerezas por parte de nuestros representantes políticos no hacen sino ampliar
un poquito más esa brecha que les separa de los ciudadanos a los que se deben. Pero parece que no es esa una cuestión que les quite el sueño. La
insólita decisión de hoy contrasta poderosamente con el compromiso adquirido al
comienzo de la legislatura por la presidenta de la cámara regional, Carolina
Darias, de acercar la actividad parlamentaria a unos ciudadanos que, por regla
general, le suelen dar la espalda. No parece que hoy, quedándose en casa bien calentitos, hayan avanzado mucho en
esa dirección. La próxima se abrigan bien, se ponen una bufanda, se
preparan un termo de café y leche y cumplen con su obligación, que para eso les
pagamos.
Hasta hoy había pensado que cuando se suspendían las clases por alerta no era para beneficiar al colectivo de enseñantes, sino que trataba de proteger a la población, evitando la gran cantidad de movimiento en la calle cuando el alumnado se dirige o sale de los centros educativos, facilitando la labor de los equipos de emergencia, dejando las calles libres, eludiendo accidentes innecesarios... Cuando los colegios han pasado a ser guarderías cambian todo eso por confinamiento durante 6 horas (sin recreo, actividades en los patios,...). Y estos señores nos explican que la alerta se declara para que ellos no trabajen. No he visto en mi vida colectivo con más cara, primero pensé que era broma y, cuando supe que era verdad, no he deja de asombrarme y de avergonzarme los políticos que nos representa.
ResponderEliminarGracias
Muy poco presentable lo suyo, tanto que ni siquiera se atreven a dar la cara y pedir disculpas por el escaqueo injustificado de ayer. A muchos les parece una pequeña tontería, pero creo que esas "pequeñas tonterías" son solo un síntoma más de algo mucho más grave: irresponsabilidad. Un saludo.
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